La flor del sol, más conocida cómo Eguzkilore en el país vasco, es un poderoso amuleto usado en la antigüedad en las puertas de las casas campesinas para ahuyentar los enemigos, las envidias y los malos espíritus. Su antigua leyenda en la mitología vasca cuenta cómo la diosa creó esta peculiar flor a imagen del sol para que las noches en que el Sol ocultaba la Luna, los humanos pudieran espantar a las criaturas de las sombras y dejar de vivir atemorizados.